22.000 hectáreas de algodón en Colombia están en riesgo por cuenta de la terminación de un paquete de medidas que protegen el sector. Esta es la situación.
El panorama para la industria algodonera no es claro. El vencimiento, el próximo 31 de diciembre, de los precios mínimos de garantía por tonelada para proteger el producto, contemplados en un Conpes, tiene en jaque una actividad que genera 60.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos.
Si bien el Ministerio de Agricultura adoptó recientemente algunas medidas tendientes a mejorar las condiciones del sector, lo cierto es que estas no serán suficientes.
César Pardo, presidente de la Confederación Colombiana del Algodón (Conalgodón), precisa que el Ministerio incluyó el algodón en el programa “Colombia siembra” y puso a disposición un cupo especial de Incentivo a la Capitalización Rural (ICR) para la reconversión productiva del algodón por un monto de $5.000 millones.
De igual forma, implementó un instrumento de financiamiento con acceso rápido a los recursos a través de la Bolsa Mercantil, denominado forward algodonero; mientras continúa subvencionando el costo de los seguros de cosecha hasta en 80%, entre otros apoyos.
En lo referente al precio, que es el tema que más inquieta a los algodoneros, Pardo dice que la respuesta ha sido favorable, pues el Gobierno decidió brindar apoyo a la cosecha de la Costa 2015/16, que estaba por fuera del Conpes, aunque lo hizo con el precio mínimo de garantía vigente desde hace cuatro años y sujeto a los resultados en campo para alcanzar mayor competitividad.
Sin embargo, una de las preocupaciones es qué va a pasar con la cosecha del interior del próximo año, pues ya no estará en el Conpes. Por esta razón, los empresarios esperan concretar un encuentro con el ministro Aurelio Iragorri antes de finalizar el año, con el fin de analizar tanto este aspecto como el plan de competitividad para el sector, presentado recientemente.
La propuesta de los algodoneros es que se otorgue un desmonte gradual del apoyo al precio. “Estamos diseñando un apoyo pero indexado a variables del mercado internacional (precio y tasa) y con exigencias en productividad aún mayores”, precisa el directivo.
El plan de competitividad contempla un término de cinco años e incluye las inversiones requeridas para el sector, las cuales fueron tasadas en $10.000 millones por año.
Para el sector es clave recuperar la competitividad de décadas atrás, pues con los altos costos de producción en Colombia, un precio internacional bajo y un mercado mundial distorsionado, donde 76% de la producción algodonera recibe algún tipo de subsidio, el cultivo no es rentable sin un apoyo al precio.
“Solo entre 2014 y 2015 se perdieron 10.000 hectáreas y el sector puede acabarse si no se toman medidas que mitiguen el impacto que tendrá la finalización de los beneficios del Conpes algodonero”, concluye Pardo.